“Hay un discurso de la antipolítica, muy generalizado en la oposición, que me parece una falta de respeto”, plantea Lucas Lanusse. “Es imposible hacer una gestión pura, siempre se privilegia algunos intereses por sobre otros. Hay temas de fondo que no resisten el análisis ideológico, como el presupuesto educativo o la intervención del Estado en todo lo que se te pueda ocurrir”, agrega el historiador.

–A propósito del Estado, según los ánimos y los humores, se le pide más o menos protagonismo. Ante la inseguridad se le pide “mano dura”, pero ante otros temas, la resolución 125 o ante el traspaso de las AFJP, se desconfía o se pone en duda si es conveniente su intervención.

–Hay una paradoja grande, tenés razón. En general, los mismos sectores que tienen un discurso antipolítico, un discurso antiestatista, que ven al Estado como algo corrupto e ineficiente, son los mismos que después reclaman airadamente medidas, de acuerdo con sus intereses, que significan volcar en enormes recursos en manos del Estado.