Una película de culto es el tipo de obra que no te meten en la cabeza a través de publicidad y mensajes subliminales, sino que su existencia se transmite por el boca en boca, mediante gente que amó ese film, que lo descubrió y la pasó bien viéndolo. Ese tipo de enfermedad por las películas no puede ser generada en el estéril ambiente de la maquinaria corporativa. Crece y crece hasta que se transforma en un fenómeno. Y entonces los mogólicos corporativos lo llaman “de culto”.

Así que si nos marginan como “culto”, ¿ellos qué son? (...) El 95% de lo que produce la industria del entretenimiento es mierda. El equivalente cinematográfico de la comida basura. Y la mayoría de nosotros sabemos que ese producto no es bueno para nuestro organismo, pero está en todas partes y es barato. Trillones de dólares son gastados en campañas de prensa para convencernos de que debemos consumir. Y cuando te bombardean con esta porquería por todas partes, cuando los dueños de estos productos también son dueños de canales de televisión, diarios, etc., es muy difícil evitar que te laven la cabeza y te convenzan de ir a ver esas mierdas (...). Así que si ellos nos llaman “culto”, nosotros deberíamos llamarlos “lavadores de cabezas”.

* Fragmento del prólogo escrito por Lloyd Kaufman, director, productor, guionista y actor, creador de El vengador tóxico y Tromeo & Juliet, entre otras.