Inspirándose en fracasos personales, fans y amigos ya han sugerido argumentos para los próximos capítulos, de modo que es posible que sean más de dos las mentes que terminen dando molde a las aventuras de Leandro Compton Hall. Por ahora, sus fundadores admiten la influencia de creadores variopintos: la admiración por guionistas como los británicos Alan Moore, Grant Morrison y Neil Gainman o los locales Oesterheld y Barreiro convive con la lectura de Saccomanno y Asís, entre otros. Como ilustradores citan a Pratt, a los Breccia, a Mandrafina, a Jean Giraud, a Horacio Altuna, a Juan Giménez y a Eduardo Risso. Y ahí no se termina el panteón, porque Rosingana es muy cinéfilo y Cardoso es realizador audiovisual. En consecuencia, también caben en su selección directores de cine tan distantes entre sí como Campanella, Nardini y Bernard, Scorsese, Eastwood, Spielberg, Welles, Lang, Huston, Ford, Leone; y hasta letristas de rock como Jarvis Cocker o Damon Albarn. Mezclando todo eso, la dupla está preparando una receta que se actualizará semana a semana, con un costadito melómano –recomendaciones y una canción que condimenta la lectura– más una buena porción de cultura urbana. “Nos entusiasmó trabajar con un ser ambiguo, humano, con matices. Y también nos parecía importante la ambientación. Lugares reconocibles de la ciudad, lugares por donde uno camina y va a seguir caminando”, encuadra Rosingana.