Disney ofreció por Marvel 4000 millones de dólares: los directorios deben aprobarla, y debe ser autorizada por la oficina antimonopolio de EE.UU. En rigor, el trato se parece más a una fusión. Esos millones que volarán entre cuentas bancarias se pagarán en metálico y en acciones de Disney. Así, los propietarios de Marvel seguirán siendo un poco dueños de la “Casa de las ideas” y a la vez comerán de la torta del conglomerado del ratón.

La industria argentina está años luz de esos niveles de dinero, pero analizar el mercado norteamericano puede dejar alguna enseñanza. Hace cincuenta años, una historieta argentina exitosa vendía 400 mil ejemplares por semana. En mayo de 2009 el comic más vendido en EE.UU. fue New Avengers #53, con 95 mil. Una fracción del record de ocho millones que logró el relanzamiento de X–Men en los ’90. Esa década Marvel estuvo a un paso de quebrar. ¿Y cómo es que una empresa que vende la décima parte que hace diez años vale cien veces lo que entonces? Es que los grandes ingresos no surgen de Marvel Studios y Marvel Animation y las licencias que negocia para videojuegos y todo merchandising imaginable.

Un personaje bien promocionado puede generar millones de pesos y empleo para centenares de personas no sólo en el mercado de la historieta, sino en sectores aledaños. Sin pretender alcanzar mágicamente esos niveles, ¿cuánto ganaría la industria local armando algo similar?