Jueves, 1 de octubre de 2009 | Hoy
TEATRO
Aun cuando dice que cuesta formar elencos porque los actores no están siempre dispuestos a los riesgos que acarrea la experimentación, Norman Briski ha logrado estrenar obras en esa línea: La posta de los generales (sobre dos amigos, militantes transformados), Cuentos para el coco y Cabezas trocadas (el cuerpo como “territorialidad” en pugna con el cerebro). Ha publicado numerosos textos, entre los últimos Teatrobrik (cinco obras de teatro y un guión para TV). Dirige Sólo brumas, de Eduardo Pavlovsky; Vide/la cinta fija, de Vicente Muleiro, y participa en la TV y el cine. En Caliban, su teatro-estudio, conduce a un grupo de estudiantes en Cámara lenta, de Pavlovsky, que ayuda a tener memoria de la dictadura, según Wasserman. “Con obras así racionalizamos cosas que sucedieron. Estoy agradecida por estas vivencias”, dice la actriz. El equipo de Cuentos para el coco se completa con los músicos Matías Honigman y Denise Modai, intérpretes de una partitura original de Osmar Alvarez; Luciano Pereyra (escenografía); Catalina Briski y Sandra Fiorito (coreografía) y Luz Palavecino (asistencia de dirección).
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