En las fuentes literarias de Casa de Ottro están las tres cuartas partes de las novelas que Marcelo Cohen ha leído en su vida. Hay novelas decimonónicas de Balzac; hay escritores muy distintos, Dostoievski, Dickens, Vonnegut con sus novelas “semipolíticas”, el absurdo de Flann O’Brian, incluso Alfred Döblin, “un escritor que me menciono a mí mismo pocas veces, pero que es prodigioso, sobre todo esa novela central, Berlín Alexanderplatz, la historia de la destrucción de un individuo”. “Quería que la novela fuera edificante y a la vez divertida y ridícula”, subraya el escritor. “Por distintas razones siempre he creído que es importante la evasión, que el argumento es muy importante. El argumento es uno de los centros imperecederos de la novela; más allá de todos los cambios, es un modo de exploración”, plantea el escritor.