Aunque tiene una postura muy crítica del gobierno venezolano, Anderson asegura que entiende a quienes se declaran chavistas: “La gran flaqueza, la gran ausencia en Venezuela es la existencia de una clase política madura y verdaderamente patriótica. O sea, Chávez ha acaparado todo el espacio patriotero. ¿Dónde está la clase media, los demócratas venezolanos, en un país que durante cincuenta años ha dirigido una sociedad consumista con un lema básico: ‘patria libre o Miami’? O sea, ¿dónde está la clase media venezolana, la alternativa posible a Chávez? Está expatriada, no vive en Venezuela. Ese es el lastre de América latina”. Para el escritor, el problema del subcontinente es la falta de conciencia social, que en las ciudades se nota hasta en “una patología arquitectónica”. “Lo que se ve es la ciudad moderna y las favelas”, dice. “Los de la clase media y los ricos viven detrás de muros cada vez más altos, con alambre de púas, electrificados, y por último, si pueden, salas de pánico y techos con helipuertos. Y en la calle, mierda. La fiesta es de mierda, de miseria humana. Y por último, Miami, Francia, donde sea. Les falta conciencia social. Es el gran lastre de América latina. Claro, Chávez es un hombre que aparentemente responde a esa situación de una sociedad envilecida por esa idiosincrasia. Chávez busca marcar definiciones en el tiempo utilizando instrumentos ya probados y que no han funcionado. Si Chávez y la clase política bolivariana fueran realmente rigurosos y honestos, a lo mejor podrían llegar a una sociedad como Cuba, pero no tenemos ni eso. ¿Bolivarianos que andan en Hummer, de shopping en el Mall y citando versos de Trotsky? Igual, diez años después, las mismas miserias están ahí, pero llenos de gente ya muy militante y resentida”.

–El tema es la democracia en la región, que está siendo cuestionada luego de tantas dictaduras...

–La alternancia es la solución, o la democracia está en aprietos. Supuestamente ahora también Rusia es democrática. Incluso algunos de nosotros reconocemos que es un país democrático, con una sociedad democrática, con instintos democráticos. Lo mismo pasa en América latina, con diferentes tintes y cada sociedad con su idiosincrasia, algunos mayores, otros menores. Voy mucho a Colombia y me preocupa que el 87 por ciento de la población quiera votar por tercera vez por un hombre como Uribe, que desconoce, que está dispuesto a mirar al otro lado con los paramilitares.