Miércoles, 25 de enero de 2006 | Hoy
TEATRO
“A la hora de hacer un show mi aproximación es totalmente seriada. Es como preparar un disco sumando escenografía, iluminación, vestuario y actuación, pero abordando cada parte en su especificidad”, dice Posca. “Por otro lado, busco trabajar con artistas que me gusten. Alita de Posca, por ejemplo, cuenta con la participación de tres bandas. La música es mía, pero obré casi como un productor: hablé con Los Látigos, con Capri y con Arbol para que cada uno hiciera lo que yo estaba buscando sin perder esa capacidad de estallar en donde ellos saben.”
Para el actor, “todo eso requiere estar atento constantemente. Es uno de los secretos por los que el público viene a verme más de una vez. Ellos saben que se van a encontrar con algo nuevo en mis espectáculos, aunque me hayan visto hace solamente un mes. A pesar de esos cambios nunca improviso: voy editando en el momento para que no se alargue el show. En esas mutaciones, puedo mezclar cosas que parecen distantes. Mezclo, por ejemplo, el submundo más terrible con la moda. ¿Cómo lo hago? No sé. Lo hago yo. Nadie se deforma así durante dos horas. Supongo que es ese laburo incesante el que hace que a veces los personajes me persigan hasta en los sueños”, cierra.
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