–Mientras filmaba Camino, ¿dónde quedó ese cinismo suyo?

–Ese cinismo está bien guardado y a punto de salir. Estoy escuchando el cuarto de barras...

–¿Esa pasión de la abuela por patear niños, por ejemplo?

–Esas son ganas fundamentalmente de no tomarse la vida tan en serio y no darle tanta importancia a lo que haces. Probablemente ocurre en todos los trabajos, y cuando mejor te lo pasas haces cosas más personales. Los cortos de Javi y Luci fueron hechos para Internet con la señora que cuidaba a mi hijo durante el rodaje de La gran aventura de Mordadelo y Filemón. Están hechos en una jornada: grabados, editados y sonorizados en un día. Eso está hecho como un experimento y si no sale bien y no lo mandas, es uno de los trabajos que más tienen que ver conmigo y más reflejan mi forma de contar las cosas.

–Como el corto de El hombre de color, donde se ve al protagonista negro jugando con un Increíble Hulk...

–Ese lo hice hace tres años para el notodofilmfest, un festival de Internet que creamos hace ocho años. Es un festival de referencia de cortometrajes muy grande y propone hacer cine como un juego: es una forma de compartir, de expresarte y de comunicarte sin alfombras rojas. Aunque los premios son buenos, cerca de 20 mil euros y becas para estudiar en la New York Film Academy y en Londres. En esta edición, que fue la última que dirigí, me volqué a jugar con los participantes; en esa edición hice 17 o 18 cortos y la mayoría no tenían mi nombre, respondían a otros cortos, quería provocar a las pelis que se sientan aludidas y volver a contraatacar con otras. Ese juego lo rodé en Senegal.

–Es una costumbre muy de YouTube la de responder a cortos con otros cortos...

–Las herramientas lo permiten, lo hacen accesible. Hay una generación con mouse en la mano que no necesita instrucciones para nada, la imagen es muy atractiva y hasta hace poco era muy difícil acceder a eso; y el que no la hace es porque no quiere. Internet va a dejar de ser una anécdota, va a ser el canal de distribución más importante.

–El tema es con qué modelo de negocio...

–En el fondo es muy fácil: si dices quiero ver una peli, pagas por ella, como en i-Tunes, me parece perfectamente razonable. Distribuirla sale cinco veces menos que el DVD, y no almaceno en mi casa 800 pelis, tengo acceso inmediato. El problema es que la mayoría de los cibernautas está acostumbrada a que eso es gratis, se necesita una reeducación. Esto ha permitido un acceso a la cultura inmenso por parte de un público gigante y como autor no puedo estar más que agradecido, pero como productor estoy preocupado. Porque ahora mismo en mi país es difícil no perder dinero: acercar la cultura está bien, pero si quienes producen no pueden filmar, en un tiempo no habrá nada que piratear.