Alejandra Laurencich estuvo en el Festival Literario de Vilenica (Eslovenia) en septiembre. “Eslovenia es un país que le da mucha importancia a la cultura. Los escritores, por ejemplo, trabajan en los medios de comunicación, pero no solamente en los diarios, sino en la televisión, en la radio, y manejan parte de la política cultural”, cuenta la escritora. “Sentí una identificación plena con el lugar, me sentía como en casa.” En esa casa en la que vivió su abuelo se reencontró con el poeta Ales Steger (que estuvo varias veces en Buenos Aires, la última vez en la Feria Internacional del libro del año pasado), una voz muy escuchada en Eslovenia. “El dice que a Buenos Aires y a Liubliana, la capital, la une un meridiano. Cuando estuvo en Buenos Aires se sentía como en Liubliana, respiraba el mismo aire.” A partir del cuento que leyó, “Bosnia en la almohada”, se le acercó mucha gente para saludarla y charlar con la única argentina invitada al festival. Claudio Magris fue la estrella del festival de Vilenica. “Mientras mi papá estuvo internado, yo leí Utopía y desencanto y Microcosmos. Cuando terminó la conferencia, la gente lo rodeó y yo le dije a la organizadora del festival que no me quería ir sin darle una carta que le había escrito y un cuento mío traducido al alemán. Me fui metiendo entre la gente y me lo presentaron. No sé cómo me dio la cara –bromea la escritora–. Magris no tiene mail pero le hizo escribir a un amigo y me dijo que le había encantado mi cuento. ¡Qué delicadeza escribirme, cuando no iba a volver a verme en su vida!”