Lunes, 11 de enero de 2010 | Hoy
LITERATURA
La deuda está dedicada a los amigos empresarios de Rafael Gumucio, “que me enseñan todas las semanas a ser adulto”. Con esos amigos, Alvaro Díaz, Pedro Peirano y Angel Carcavilla, hizo un programa en la televisión, Plan Z –nombre tomado de un supuesto Plan Zeta que sirvió, entre muchas otras razones, como justificación para el golpe de Estado de 1973–, especie de Cha cha cha a la chilena que se emitió entre 1996 y 1998 en el extinto canal Rock & Pop.
–¿Era como el Alfredo Casero de Cha cha cha?
–No, en esa época estaba más flaco. Eramos políticamente más incorrectos, herimos muchas sensibilidades.
–¿Cuál fue la mayor incorrección del programa?
–El Consejo Nacional de Televisión en Chile te puede sancionar por ocho razones, ofensa a la patria, a las minorías étnicas, a la mujer y a los personajes históricos, entre otras. Nosotros logramos tener las ocho sanciones. Finalmente terminamos siendo condenados por ofensa a los personajes históricos por una versión brutal sobre el golpe militar. Como me parezco físicamente a Allende, lo interpretaba como un borracho y hacía unas bromas que nadie entendió. La gente de derecha se ofendió porque se dieron cuenta de que nos estábamos burlando de ellos; la gente de izquierda también se ofendió porque nos reíamos de Allende. Fue un escándalo.
–¿Plan Z se convirtió en un programa de culto?
–Sí. Nuestra intención era ganar dinero, pero no ganamos nada.
–Pero ganó prestigio, todo no se puede en esta vida...
–Pero para la literatura no me sirvió porque nadie me tomó en serio (risas).
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