- Oscar Araiz nació en 1940. Realizó estudios de danza moderna y composición con maestros como Dore Hoyer, Renate Schottelius y María Ruanota. Estudió danza clásica en la Escuela del Teatro Argentino de la Plata y también se formó en pintura, música, historia del arte y administración cultural. Se especializó en composición coreográfica consolidándose como uno de los creadores más notables de la danza argentina. En 1968 creó el Ballet del Teatro San Martín, compañía con la que presentó obras como Symphonia, Magnificat, Romeo y Julieta y La consagración de la primavera. Además de conducir ese ballet, dirigió el Ballet del Teatro Argentino de La Plata, el Ballet Estable del Teatro Colón y el Ballet del Grand Théâtre de Ginebra (Suiza). Sus creaciones se presentaron en importantes salas de Europa y América y abarcan la danza, el teatro musical y la ópera. En 1996, fundó la compañía independiente Ballet de Bolsillo, con la que montó Bolero, Alicia, La cabalgata argentina, El carnaval de los animales, Torito y Cantares, entre otros espectáculos.

- Renata Schussheim empezó a dibujar a los 8 años y un año más tarde ya tomaba clases con Ana Tarsia, alumna de Batlle Planas. Desplegó su talento en la plástica y las artes escénicas, y desde 1966 expone en forma individual en las más importantes galerías de arte de Argentina, México, Venezuela e Italia. Su producción es amplísima: incluye dibujos, ilustraciones, pinturas, óleos, esculturas, instalaciones pero también escenografías y vestuarios para obras de danza, de teatro de texto, óperas y musicales en el país y en el exterior. Su nombre es sinónimo de originalidad, buen gusto y vuelo artístico. Con Araiz realizó más de 25 trabajos en Argentina, Brasil, Suiza, Italia y Finlandia.

- Jean François Casanovas nació en París en 1949. Se inició en espectáculos de teatro de revista, primero como “boy”, hasta obtener personajes cada vez más importantes. Se fogueó en el escenario, al poco tiempo viajó por el exterior, comenzó a dirigir y fundó la compañía Cocktail Cie. Con este grupo debutó en Buenos Aires en 1980. Dos años más tarde el grupo cambió el nombre por Caviar y se convirtió en marca del mejor transformismo. Sus espectáculos se distinguen por la perfección de la fonomímica, la velocidad en los cambios de un vestuario fastuoso, la calidad estética de las puestas y muchísimo rigor. Todo en una sucesión de breves números musicales con personajes andróginos.