Jueves, 16 de septiembre de 2010 | Hoy
CINE › JOANA D’ALESSIO, HERNáN BELóN Y LA HISTORIA VITAL DE SU DOCUMENTAL SOFíA CUMPLE 100 AñOS
La nieta de Sofía fue quien acercó la propuesta al director y quien debió vencer la resistencia inicial de la protagonista. “La motivación para hacer la película tuvo que ver con el interrogante de cómo sobreponerse a situaciones trágicas”, dicen.
Por Oscar Ranzani
Sofía es una abuela encantadora, llena de vida y de optimismo, a pesar de que está a punto de cumplir nada menos que cien años. A lo largo de ese recorrido, tuvo alegrías y tristezas. Como todos. Logró reponerse a la pérdida de su hijo, “El Bebe”, desaparecido por la dictadura militar, y al que buscó incansablemente en aquellos años oscuros hasta que tuvo que exiliarse con su marido, para luego volver en democracia. Otro hecho traumático que padeció Sofía fue la muerte accidental de su padre en el terremoto de San Juan en 1944, cuando ella tenía 34 años. Y años más tarde sufrió la de su compañero de vida. Pero cada día se levanta como si fuera el primero. Va a la peluquería, teje para sus nietos, habla con su hermana Rebeca, asiste al teatro con su hijo. Y cuando tiene que ir al médico, se anima a decirle con el buen humor que la caracteriza: “Yo no me siento de 100. Me siento de 25”. Vitalidad y fortaleza no le faltan.
Es tan particular Sofía que su nieta, Joana D’Alessio, responsable de una productora, decidió convocar al cineasta Hernán Belón, compañero de trabajo, para hacer una película sobre su abuela. El resultado es Sofía cumple 100 años, un documental de observación que establece un recorrido desde el acto más pequeño al más significativo, siguiendo a Sofía en sus prácticas más cotidianas hasta concluir con ese hecho tan trascendente para toda la familia: el cumpleaños número 100 de la abuela, que todos piensan festejarlo con bombos y platillos. El film no es una biografía clásica ni tiene entrevistas, sino que Belón siguió los cuatro meses previos al gran acontecimiento, en las rutinas más pequeñas de la abuela centenaria. Sofía cumple 100 años se estrena hoy en la cartelera porteña.
“¡Es un disparate!”, dijo Sofía cuando su nieta le contó el proyecto cinematográfico que pensaba producir. “Le parecía cualquiera. Dijo que no estaba dispuesta, que no tenía nada para decir ni que era una persona interesante para una película”, recuerda D’Alessio. Nada más alejado de la realidad: su presencia ilumina una película que traza un retrato íntimo y cálido sobre el valor de la vida ante la proximidad de la muerte. “Después, prendimos la cámara y era como si alguien le hubiera escrito un guión”, señala D’Alessio sobre el cambio de actitud de Sofía.
Belón considera que “es un vínculo muy importante el de abuelos y nietos y está buenísimo tener un/a abuelo/a”. En ese sentido, desde que conoció a Sofía, le pareció que “es una abuela con la que la gente puede identificarse”. Y el director también admira cómo, a pesar de todos los problemas y pérdidas que tuvo en su vida, “ella pudo seguir adelante e ir derrotando a la muerte cada día hasta llegar a hoy”. Belón buscó indagar en “cómo piensa una persona de cien años y en cómo se ve la vida desde ahí. Esta cosa de la muerte cercana me parecía que era un lugar desde donde ver la vida con otro punto de vista. Y ella tiene un punto de vista muy particular de las cosas”.
–Si bien es un documental, está estructurado como una película de ficción: con un comienzo, un desarrollo y un desenlace. ¿Por qué lo pensaron así?
Hernán Belón: –Cuando se concretó el proyecto, faltaban cuatro meses para el cumpleaños. Pero podríamos haber estado a dos semanas o un año. Esos cuatro meses eran el tiempo que teníamos. Pero la idea era ir presentando los personajes y que, de a poco, fueran saliendo a la luz los distintos temas, como en una película de ficción. Eso se logró por el montaje, ordenando las escenas temporalmente. En este tipo de películas, la tarea de montaje consiste en ir enlazando situaciones.
–Si bien vivió acontecimientos traumáticos como la desaparición de su hijo y la muerte de su padre, Sofía se muestra como una mujer entera, incluso con humor. ¿Cómo hizo para sobreponerse a estas situaciones trágicas?
Joana D’Alessio: –La motivación para hacer la película tuvo que ver con esa pregunta. Porque es un interrogante que yo me formulé mucho. Era algo que yo no llegaba a entender. Teniendo a mi abuela al lado, y al hablar con ella y escucharla, yo no entendía cómo ella había atravesado todo eso y hoy sigue teniendo esa vitalidad y esas ganas de seguir viviendo. A veces me parecía muy increíble. Hay algo del amor de los otros seres queridos que la mantienen viva. Y eso tratamos de ponerlo en la película. Cuando desapareció mi tío, mis viejos se fueron a Brasil. Ahí nacimos mi hermano y yo. Y bueno, llegaron los nietos, la abuela tenía otro hijo. Y creo que eso la mantuvo unida a la vida. Y, además, hay algo en su espíritu: tiene una fuerza vital.
–Más allá de notarse que es una persona generosa, a Sofía se la ve muy activa y lúcida. ¿Cuáles son sus aspiraciones a los cien años?
J. D’A.: –Yo estoy embarazada de mellizas y dice que está pensando cómo va a hacer para sostener a las dos al mismo tiempo (risas).
–¿Y qué significa Sofía para la familia?
J. D.’A.: –Es una persona que todos admiramos mucho. Mi papá siempre dice que la abuela es un ejemplo de vida. Y yo pienso que si soy el veinte por ciento de lo que es ella, voy a estar satisfecha.
–¿A través del recorrido por la vida de Sofía también se puede recorrer parte de la historia del país?
H. B.: –Hubo muchas discusiones sobre eso. En una primera instancia, habíamos pensado una versión en la que había sucesos históricos por década. Por ejemplo, “Sofía cumple diez años y se inventa la radio”, y así. Pero después, cuando ya teníamos la primera versión de la película, me pareció que el personaje no necesitaba eso. Y era como forzar un poco la situación. Era como hacer si Sofía fuera Zelig. Pero Sofía no necesitaba eso para contarse el cuentito. Entonces, solamente pusimos un par de momentos que tienen que ver directamente con su vida. Pero de todos modos, yo creo que sí hay un paralelismo. De hecho, ella es hija de una familia de inmigrantes que vinieron a fines del siglo XIX desde Rusia, un poco exiliados también por la persecución a los judíos. Después, casualmente pasó este accidente del padre en el terremoto de San Juan, donde se conocieron Perón y Evita. También estaba el tema de la militancia de su hijo en Montoneros y su desaparición. Creo que es una familia con la que los argentinos se pueden reconocer, porque es bastante común de lo que fueron las familias del país en el siglo XX. Por eso se puede hacer una analogía.
–¿Es también una película que, a través de un caso particular, reivindica el valor de los abuelos?</p>
H. B.: –Para mí, sí. Yo espero que todo el mundo salga del cine y vaya a llamar a su abuela. O al revés: que cada abuela vaya a llamar al nieto. La vida tiene ciclos y a cada uno le toca contar un pedacito de la historia. A mí me toca una parte, después le tocará a mi hijo. Es decir, el mundo no empieza y termina con uno. No creo en este individualismo en el que vivimos que indica que hay que romper con el pasado, de que “lo que a mí me dieron no me sirve más, hago mi historia”. El grupo siempre te ayuda a vivir y te contiene. Y eso para mí está bueno.
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