No son precisamente injurias. Son la versión verbal de un latigazo. Los insultos de Pinti han logrado que la clase media los festeje sin incomodarse, como le ocurre cuando el que carajea es, por poner un caso, Jorge Corona. No, en este caso es distinto. Pinti ha hecho de la puteada un leit motiv esperado. “Siempre fui así, viene de las mujeres que había en mi familia paterna. Mis tías y las primas de mi papá se la pasaban haciendo chistes verdes”, recuerda. La épica familiar brota con fluidez. “Estábamos en el velorio de mi abuela y una de mis tías le pidió a su prima que fuera a buscar cambio no sé para qué. Entonces la otra fue, y cuando volvió con una bolsita llena de monedas, la más grande le dijo –en medio de la ronda de enlutados, le juro–: ‘Ay, nena, cómo te dejás pagar con monedas, tené un poco de dignidad, por lo menos’. Se lo dijo como si viniera de estar con diez tipos, a modo de broma... ¡Y era el año 1949! Evidentemente no les importaba nada.” De su infancia, Pinti retiene versos que lo conmovieron. “Cuando todos estaban pensando en la cigüeña, yo cantaba: ‘La vaca/ parió al ternero/ con el agujero/ de más abajo/ puta carajo/ pobre ternero/ si no se agacha/ lo caga entero’. Me lo había enseñado el doctor Lozada, padrino de mi hermano.”

–Lo suyo fue como nacer en la familia Bach, pero de las puteadas. ¿Qué tiene que tener una puteada para ser buena?

–Ingenio, humor y certeza respecto de lo que se quiere expresar. Tiene que ser una expresión que no se pueda reemplazar por otra cosa sin notar que hubo una pérdida.

–Pero, por ejemplo, ¿qué diferencia hay entre un boludo y un pelotudo?

–El boludo no se concentra, es disperso. En cambio el pelotudo es un idiota convencido de su inteligencia, es activo en su estupidez. Con las “malas palabras” se tejió toda una historia que tergiversa las cosas. Es interesante distinguir para poder ser eficaz en la definición. Putear no es mala educación. Mala educación es usar incorrectamente las palabras, tener pobreza de vocabulario, mala memoria histórica y falta de elementos para evaluar la realidad.