Si en Chiquititas, Rebelde way y Floricienta, Cris Morena concibió mundos ideales en función de atraer a los adolescentes por los valores aspiracionales que representaban sus historias, en la flamante Alma pirata (Telefé) la niña eterna concibe un universo de pura fantasía. En su última creación –como en sus anteriores programas, pero llevado al extremo– no existe ningún punto de contacto con la realidad, en un combo mágico en el que aventureros piratas irrumpen en un yate en el casamiento de un multimillonario, en plena altamar, como si fuera algo de todos los días. Lejos del costumbrismo y la sitcom, Alma pirata trae a la pantalla chica un cuentito como de antaño –“como los que uno leía de chico”, en palabras de su creadora–, pero con la neutralidad necesaria para convertir al programa en un éxito audiovisual fronteras afuera del país.

Alejada de los colores vivos del grotesco post Los Roldán –ahora continuado por Gladiadores de Pompeya y Sos mi vida–, la tira de colores pasteles de Telefé se presenta como una arriesgada apuesta para la franja horaria de las 21, tanto por el guión como por su estética moderna (que en el primer envío incluyó temas de los Rolling Stones y Bersuit Vergarabat, como para justificar que no se trata de una tira para adolescentes). Con un importante nivel de producción, la tira además utilizó interesantes recursos técnicos (cambios de velocidad en la imagen, cámaras colgantes) para contar una aventura que no les esquiva a las espadas, los galeones y las banderas piratas.

La historia de estos tres amigos a los que les gusta estar fuera de la ley (Mariano Martínez, Benjamín Rojas y Fabián Mazzei) recupera, así, la aventura a la TV, con una serie de guiños blanqueados (la persecución al estilo Thelma y Louise) y otros no declarados (desde Los simuladores hasta Piratas del Caribe). Si bien lo mejor del primer envío pasó por la impecable producción y puesta en escena, quedan flotando para lo que resta del año dos interrogantes que balancearán para uno u otro lado el andar de la tira. El primero de ellos refiere a si ese impresionante nivel cuasi cinematográfico se podrá mantener a lo largo del año. El segundo interrogante a develar es cómo hará una historia de pura fantasía y elenco juvenil para atraer al público de las 21, de mayor edad e intereses heterogéneos.