–Usted es más del palo del teatro independiente. ¿Qué lo atrajo de Toc toc?

–Mi única experiencia como actor era Alicia en el País de las Maravillas, hace dos años. Nunca se me había presentado un proyecto que me sedujera, tanto desde el papel como la obra. Muchas veces el teatro comercial requiere de personajes mediáticos y te llaman para papeles chicos, al igual que en la tele. Hice una carrera paralela al sistema tan fuerte que no acepto, no por capricho, sino porque gano más en otros proyectos. Además, la mayoría de las veces eran propuestas para gente que recién empezaba.

–Es nueva la denominación y el hablar de esto. De todas formas, los tiempos modernos llevan a este nivel de locura, de estrés. Todos tenemos una obsesión, varias o todas, aunque no estén a niveles patológicos.

–Le tengo miedo a la locura. Es el punto en el que todo el mundo se siente identificado. Un tema del que uno prefiere no hablar se desmitifica en una sala con todos riéndose de lo locos que somos, de lo locos que podemos estar o de lo loco que está mi tío.