De esta segunda temporada de Hamlet, la metamorfosis, Gabriela Toscano resalta la posibilidad de enfrentarse a un público bastante mayor que el que la vio el año pasado. “Entran 120 espectadores, antes nada más que 50”, contrasta. Acaba de ser reconocida por su trabajo en Para vestir santos con un Martín Fierro, pero su caso es un ejemplo de que la mirada de los otros no tiene demasiado que ver con cómo se vive un estreno. “Estoy nerviosa”, confiesa. “Cambiar de ámbito, de teatro, implica tener que acostumbrarse a otro espacio.”

“Me crié en televisión, más tarde descubrí que me gustaba el escenario”, cuenta. De su carrera teatral, rescata dos obras: Madera de reyes, de Augusto Fernandes, y La prueba, también de Rivas. “Y es maravilloso poder hacer Hamlet. Es el gran personaje, el que más habla y de todo: del amor, el planeta, la traición, la guerra. Empecé a ensayar el año pasado cuando me propusieron hacer Para vestir santos. Estaba con un entrenamiento voraz. Me ayudó muchísimo para estar libre y abierta para hacer a esa Susi que es infantil y que quería encontrar un amor que no podía.” Por eso, más allá de las puertas que no paran de abrirse en televisión, ella no piensa en dejar el escenario. “El teatro te ayuda a ser mejor, más grande.”