En la última edición de la apática entrega de los Martín Fierro, el de Paenza fue el único discurso que quebró la frivolidad de una fiesta consagrada cada vez más al glamour televisivo. En ese contexto de ostentación y tilinguería de cabotaje, el periodista y matemático reivindicó la política que Néstor y Cristina Kirchner implementaron en materia de ciencia y tecnología, además de señalar que el genetista argentino Alberto Kornblihtt era “el Messi de la ciencia”. Paenza ensaya una suerte de reflexión crítica sobre lo que ocurrió. “La repercusión que tuvo el breve discurso del Martín Fierro tiene que ver con que no tenemos capacidad para reconocerle ‘nada’ al otro. Este gobierno de Cristina Kirchner, como el anterior de Néstor Kirchner, tiene muchísimos flancos vulnerables, muchos lugares para atacarlos, pero lo que nadie podrá negarles es la voluntad de ambos de hacer cosas genuinamente para la gente y no para las corporaciones. En el tema de la ciencia, la evidencia es abrumadora: no hubo gobierno desde la época de Illia en el que la ciencia tuviera un lugar tan preponderante y decisivo. Para no abundar en más detalles, basta con mirar la generación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Y haber puesto a Lino Barañao al frente. Pero, más allá de mi opinión, hay que confrontar con los datos. ¿Por qué no hacer ese reconocimiento público entonces? ¿Porque queda ‘mal’ hablar bien de un gobierno? Casi que siento la necesidad de tener que explicarme por lo que dije. No dije nada nuevo, nada que no se supiera. Lo que descolocó, en todo caso, fue el marco. Pero era un premio para un programa de ciencia que lleva ¡nueve! temporadas ininterrumpidas en la televisión abierta. ¿No puedo expresar mi opinión?”, se pregunta, con la naturalidad de quien tiene al discernimiento como el camino lógico del pensamiento.