Lunes, 10 de abril de 2006 | Hoy
TEATRO › OPINION
Por Roberto “Tito” Cossa
El Teatro del Pueblo cerró prácticamente sus puertas tras la muerte en 1975 de su creador y firme conductor, Leónidas Barletta. En 1986, un grupo de autores y directores que habíamos compartido la experiencia de Teatro Abierto decidimos hacernos cargo de la sala de la calle Diagonal Norte. Lamentablemente, la viuda de Barletta, la actriz Josefa Goldar, se negó a que, ya en otras manos, el Teatro del Pueblo conservara su nombre. El Teatro del Pueblo era el teatro de Barletta, nos dijo. El grupo aceptó resignadamente renunciar al nombre emblemático y se rebautizó la sala como Teatro de la Campana, en homenaje a su creador. En los comienzos del Teatro del Pueblo, en la década del 30, Barletta solía agitar una campana en la puerta de la sala para convocar al público. El escritor Raúl Larra escribió una biografía de Barletta que tituló El hombre de la campana.
La experiencia del Teatro de la Campana, vital pero desprolija, acabó a fines de 1992 y la sala volvió a quedar inactiva, hasta que el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos adquirió el solar y nos propuso a los autores de la Fundación Carlos Somigliana (SOMI) que nos hiciéramos cargo de su programación. Josefa Goldar había muerto y las herederas intelectuales del mítico Teatro del Pueblo, las actrices Celia y Rosa Ereski, aceptaron que recuperáramos el nombre. El Teatro del Pueblo volvió a abrir sus puertas en agosto de 1996. El Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos como socio mayoritario y SOMI remodelamos el espacio, convertido como está ahora en dos salas, la mayor Carlos Somigliana para 180 espectadores, y la menor Teatro Abierto, con sesenta butacas. El diseño estuvo a cargo de Tito Egurza, que donó su trabajo al nuevo proyecto.
El Teatro del Pueblo, desde entonces, está dedicado exclusivamente a los autores argentinos de todas la épocas y todos los estilos. En diez años de labor se montaron 95 espectáculos, algunos con producción de SOMI y la mayoría con el aporte de los propios grupos y en todos los casos con la ayuda del Instituto Nacional de Teatro y de Proteatro. Se estrenaron obras de 117 autores, participaron 98 directores, 482 actores, 68 escenógrafos, 41 músicos, 26 iluminadores y 18 artistas plásticos. Del total de las obras, sólo el 11 por ciento pertenece a los autores de SOMI. El repertorio albergó a todo tipo de actores, desde los veteranos del teatro comercial como Gogo Andreu y Norma Pons hasta los jóvenes formados con las pautas del teatro experimental.
SOMI se propuso que el Teatro del Pueblo se convirtiera en el espacio del autor argentino. El único requisito es la seriedad de cada proyecto y la calidad del espectáculo. En el Teatro del Pueblo no existe la bolilla negra. Está abierto a todos los autores y a todas las experiencias.
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