La versión original de El Cascanueces fue escrita a principios del siglo XIX por Ernst Theodor Wilhelm Hoffmann, un abogado alemán que se convirtió en uno de los autores fundamentales del romanticismo. Alejandro Dumas (padre) tomó el relato de Hoffman y lo adaptó. El nuevo texto sirvió de base para la música de Tchaikovsky y, por lo tanto, para el ballet que se estrenó por primera vez en San Petersburgo allá por 1892. El argumento es engañosamente sencillo: una niña, Marie, nota que entre los juguetes de su hermano hay uno raro, un muñeco cascanueces. Entre sueños, la pequeña heroína entrevé un universo paralelo que rodea a ése y otros objetos de la casa, y hasta se aterroriza ante la presencia de un Rey Ratón que amenaza con morder al cascanueces. De ahí en más, lo onírico y lo real se entremezclan en un tapiz coloreado con la paleta emocional de la infancia.