Más allá de vencedores y vencidos, la finalización del año televisivo en materia de rating mostró un dato que debería ser preocupante para la totalidad de la industria de la pantalla chica local, desde propietarios y programadores hasta productores. La información más relevante de 2011 es que el encendido televisivo volvió a descender, reafirmando una tendencia negativa para el medio que ya lleva casi una década ininterrumpida. Los 30,8 puntos de encendido que promediaron los cinco canales de aire a lo largo del año significaron un descenso de seis décimas en relación con 2010. De hecho, en 2011, la única emisora que sumó audiencia respecto del año anterior fue El Trece, mientras que Telefe, Canal 9, América y Canal 7 sufrieron una fuga. El continuo descenso de televidentes en la TV abierta seguramente tenga que ver con la incorporación a la vida cotidiana de nuevas tecnologías, como el cada vez mayor acceso a Internet y el auge de las consolas de videojuegos. Sin embargo, no parece favorecer a la TV abierta local el bajo nivel de contenidos que muchas veces muestra, la incesante autorreferencialidad diseminada en las programaciones, la búsqueda del efecto-escándalo como casi único recurso del que se valen numerosos ciclos y los permanentes cambios de horarios en la emisión de los distintos programas en las grillas televisivas. Bajo esta política instalada, no pasará mucho tiempo hasta que la TV deje de ser el principal medio de entretenimiento del hogar.