Jorge Suárez se dedicó durante años a la docencia de la voz, pero lo ganó el trabajo actoral. “No me queda espacio, pero creo haber enseñado lo suficiente”, dice. Luis Machín opina que quienes tienen formación académica y han cursado estudios de la voz reconocen los vicios de los actores, sobre todo de los que “se crían en la televisión”. Los dos tienen experiencia en la TV. Machín estuvo ocupado en los proyectos del canal Incaa TV Digital. Grabó para El último caso de Rodolfo Walsh y La defensora, miniserie que produjo Héctor Olivera con la TV Digital y será emitida por Canal 7. Participó también de una grabación sobre la historia del Hotel Edén, en Córdoba, trabajo para el cual debió tomar clases de idioma alemán. Integró el elenco del ciclo Diálogos fundamentales, dirigido por Lucía Cedrón, donde actuaron Roberto Carnaghi, Malena Solda y Carlos Defeo. Ahora es el turno de la tira diaria Lobo, en Canal 13. Un desafío, como lo fue para Suárez la novela El Elegido, en Telefé. “El año pasado fue intenso –apunta este actor–. En la TV hay que estar dispuesto a toda hora. Esto no se entiende afuera.” “Es algo típicamente argentino. Una marca registrada”, opina Machín. “El actor argentino hace todo, está muy preparado. La verdad es que somos muy buenos: hacemos drama, comedia, televisión, cine, teatro, giras. Y no es solamente producto del estudio: es cultural.” Y Suárez completa: “Acá se dice muy despectivamente que lo atamos con alambre. Pero no es fácil atarlo con alambre, y no lo hacemos por chantas, sino para resolver un problema”. El actor dice haberse tomado un respiro en la TV: “Tengo ofrecimientos, pero voy a esperar, quizá dos o tres meses. El look de Freud es difícil de congeniar. Por ahí puedo hacer algo que encuadre, pero no es fácil. La voz empieza a modificarse y toma el color del personaje”.