La palabra “crisis” reaparece en el discurso de Tolcachir cuando recuerda cómo, a fines de 2001, la desesperanza lo unió a sus viejos compañeros de secundaria y nació la autogestión. En mayo de 2002 fundaron Timbre 4, hoy emblema del teatro independiente porteño. “Compré ese lugar con una hipoteca, justo antes de que pesificaran. Estaba la generación de nuestros viejos sin laburo, nuestros compañeros yéndose a España... los que pudimos tuvimos un impulso de juntarnos y de inventar un proyecto. Si no, era mirar Telenoche y suicidarte”, recuerda. Norma Aleandro, con quien estaba trabajando, le sugirió que esa vieja fábrica de zapatos, donde él vivió hasta el año pasado, podía tener otro uso: “Cuatro paredes y un techo es una sala”. Así fue. El timbre 4 de Boedo 640 es el que hay que tocar para ingresar al teatro al fondo de un PH. Las obras que allí nacen vienen recorriendo el mundo, fueron publicadas en cuatro idiomas y vistas por 250 mil espectadores. La omisión de la familia Coleman es la más reconocida del grupo al momento. “Fue el espaldarazo más grande”, destaca el director, también docente. En 2010 se amplió con una nueva sede en México 3554, a la vuelta de la primera. “¡Jamás nos hubiéramos imaginado esto!”, confiesa. Como festejo, la sala repondrá tres obras emblemáticas la próxima semana: La omisión..., Tercer cuerpo y El viento en un violín, con promociones para menores de 28 años.