Tras la división de Caturga, los hermanos Ablin continuaron con el proyecto propio. La primera presentación como El Choque Urbano fue en ese 2002, en el Centro Cultural Procesos Evolutivos, en un ciclo de cuatro presentaciones. De los siete que fueron de la partida ese día, hoy permanecen cuatro en el grupo. “Muy hippie, muy afromeditado”, ríe Ablin al describir el lugar. “Como mucho, éramos veinte y algunos familiares. Era como una sala de ensayo, en donde la gente se sentaba en el piso y salíamos nosotros a hacer un par de números. Después participamos de un ciclo organizado por Marcia Amoroso (organizadora de las fiestas del Condon Clú) que se llamaba Maldición Alegría, y ahí nos fue bastante bien. Y después hicimos una serie de funciones que tuvieron más éxito en los galpones del escultor Carlos Regazzoni, nos mimetizamos mucho con el espacio. Hicimos seis sábados y se llenó”, recuerda.