En la tarjeta de destinos recientes de Santaolalla figura Cannes, donde acompañó la presentación de En el camino, adaptación de Walter Salles de la novela de Jack Kerouac. Una apuesta que el músico reconoce como “muy difícil”.

–¿Cómo fue la experiencia?

–Es una peli muy difícil, porque es un libro muy difícil y las críticas no tienen medias tintas: a algunos les pareció bien y a otros horrible. Es literal, y eso es lo que algunos han criticado y otros han ponderado, pero les dejo eso a los críticos de cine. A mí me parece una muy buena película con grandes actuaciones y grandes momentos. En lo que hace a lo mío, gustó mucho.

–En ese sentido, ¿qué cosas definieron la música?

Era bravo también acercarse a la música de On the road... los artistas beats estaban muy influidos por la música, sobre todo por el bebop, Charlie Parker... no quería hacer algo bien literal, pero quedó una pieza típica de la época. Hay una escena importante en la que ellos entran a un boliche y hay unos tipos tocando.Tenía que responder a una época y un género determinados. En cuanto a la música incidental, tomé como referentes músicos como Moondog, un músico callejero de Nueva York, medio trastornado, que terminó viviendo en Alemania considerado como uno de los padres del minimalismo. Era un académico clásico que perdió la vista de chico jugando con explosivos y amigo de Parker, terminó escribiendo una suite con él. Otro músico que tomé fue Harry Patch, que inventaba sus propios instrumentos y trabajaba con microtonalismos. Y John Cage, un músico clave, de quien utilicé su piano preparado.