Domingo, 17 de junio de 2012 | Hoy
CULTURA
Otra vez en los buzones de la 9. Sin luz, sin agua. En un rincón del suelo un agujero putrefacto indica que es el baño. Las paredes: miles de dedicatorias de miles de personas a sus seres queridos y a sus enemigos también, dibujos de santos (supuestos) con sus oraciones y promesas. La celda es de doble puerta, una de chapón y otra de rejas, sin visión hacia afuera. Pienso: ¡¡¡Qué locura!!! Este es el castigo por reclamar un derecho tan simple como la visita, 15 días en este lugar tan semejante a una cloaca. Mi mente se perturba, no hay razón ni piedad para meter a alguien en un lugar como éste. Los rincones de las paredes llenos de telas de arañas. Tengo hambre y en el suelo las hormigas se llevan las migajas de pan... y yo les digo que no toquen mis cosas, que yo por mis cosas peleo, pero son hormigas y no me hacen caso. Entonces agarro mis ojotas y las aplasto. Algunas sobreviven entonces las agarro de las patitas y las arrojo a las telas de las arañas y enseguida quedan atrapadas, las arañas salen de sus escondites y las atacan. La hormiguita se defiende pero la araña está en su terreno y la ata de las patitas y yo que observaba la escena sentí que tenía que ayudar a esa hormiguita, creí ver que me miraba y admiré su valor en la pelea con la araña pero pensé mucho. La hormiguita cerró los ojitos y las arañas la devoraron. Recostado en un rincón me sentí como esa hormiga (mis derechos). ¿¿Cerrar los ojitos?? ¿¿1000 días en este agujero?? Sucio inhumano. Soy un hombre no un insecto.
Firma: Compañero preso en la Unidad 45 (Atrapamuros).
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