Lunes, 6 de agosto de 2012 | Hoy
MUSICA
- “Si yo fuera una vieja rica, sería insoportable. Sería prepotente, babosa, mandona. Me imagino perfectamente, puedo verme. Qué bueno que soy pobre y vivo entre los pobres. Y qué bueno que fui una borracha perdida y ya no lo soy. Dejé de serlo sola, a puro valor, como digo en la canción: ‘A puro valor he cambiado mi suerte’. Por eso yo jamás le digo a un joven ‘cuidado con la droga, cuidado con el alcohol’. No. Que beban de todo y que fumen de todo. Y los infiernos abrirán sus puertas para recibirlos. Y por experiencia propia, el alcohol es detestable. Las primeras copas te hacen muy bien, hasta eres divertido. Pero cuando se te sube, ya eres repetitiva, tonta, inventas historias cursis, te agarra una mitomanía que no te la crees ni tú. Eso es el alcohol.”
- “En Hollywood tenía una credencial que me permitía entrar a los ensayos con sus grandes estrellas, desde Katharine Hepburn, Ava Gardner hasta Bette Davis. Ellas te decían que había que llegar al escenario realmente frío, con una especie de tranquilidad que en realidad no sientes. Después descubrí que lo más terrible de un escenario es el ingreso desde la primera cortina hasta la llegada a la boca del proscenio. En ese trayecto aparentemente corto no tienes mamá, ni hijos, ni nadie. Es la soledad más grande. No existes más que tú y el público. Yo siempre ingreso de puntas, se me olvida que no tengo tacones. Cuando logro posar los talones y pisar el suelo, pienso: ‘Por fin’. Pero mientras estoy de puntitas pasa una eternidad.”
- “Vivir junto a Frida Kahlo y Diego de Rivera ha sido una de las experiencias más increíbles. Aprendí tantas cosas... Yo era una niña ignorante. Lástima que se me haya quitado la ignorancia, porque fui muy feliz siendo completamente ignorante. Aprendí política, conocí a Trotsky. Todos ellos no parecían tener nada de comunistas. La pasaban muy bien y se divertían mucho. A León todo le daba risa. Un día, Diego me pregunta: ‘¿Crees que soy comunista?’. ‘Pues no, no lo creo’, le respondí, también muerta de risa. Los vi pintar, reírse, como los vi morir. No sé por qué siempre se van los que uno más ama.”
- “A la muerte la respeto muchísimo; me resulta simplemente el paso de una cosa a la otra. El miedo es a lo desconocido. Si se pudiera regresar, yo ya me habría muerto hace rato. Debe ser un descanso tremendo luego de tantas preocupaciones. Es como esto de ir envejeciendo: te sientes llena de recuerdos y a veces llegas a criar joroba, agachada por los años y el peso del pasado. El doctor me aconsejó que tomara una caja de antioxidantes. Me sentí como una motocicleta con ruedas, triste de verdad. Yo en vez de antioxidantes voy a seguir tomando un aceite muy bueno, Texaco, para coches.”
- “A veces cuando me pongo a analizar una canción y le busco otras vueltas y errores, no puedo hacer nada. Compruebo que la he llevado casi a la perfección. Entonces siento miedo porque estoy tocando esas cosas prohibidas que al individuo humano no se le permiten, sobre todo a una mujer. Es cuando comienzan los cuentos y las consejas sobre mí. Comentan que me robo las gentes a caballo. Muy difícil. Un caballo sobre una calle asfaltada, imagínense... Cuando voy a Vallejos, en España, y oigo el cante gitano, me pregunto qué pacto, qué desesperación, qué está buscando esa raza al fin de todo. En el fondo lo mismo que busco yo, algo que nunca encuentro; y ya vi que no era el amor.”
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