(Jugar con Caperucita en lunfardo)

Había una vez una paica que le bate a su hija: andá a la saca de la nona y llevale morfi, que la jovata anda corriendo la coneja y tiene un ragú tremendo. La pebeta, que usa pilcha colorada y capelo al tono, toda muy coqueta ella, cacha la canasta y se prepara para tomarse el espiante. Araca, dice la drema, guarda con el lobo que te lo podés encontrar en el camino. No te dejes embalurdar, mirá que vos sos medio otaria y no tenés nada en la azotea. La purreta va lo más campante por el bosque y de pronto para las antenas y escucha: “¡Desde lejos se te embronca, pelandruna abacanada!”. Es el lobo que canta un gotán.

–¿A dónde vas? –inquiere la bestia, haciéndose el fesa.

–A lo de la jovata cachusa –responde bella.

–Andá por este camino, que es más corto; el otro camino es shomería –boletea el animal, que es medio liendre.

La purreta va por el camino largo y el lobo fayuto raja por el camino corto. Llega al bulín, abra la chancleta con una chuz debute y se lastra a la jovata que apolillaba en la catrera, se achaca un zarzo, un bobo y unos pocos morlacos que la vieja tenía encanutados. Después, lo más choto, ni lerdo ni esquenún, se pone la tragedia de la veterana y se mete en el sobre. Llega la pebeta, que efectivamente es medio otaria, y no se aviva de que lo que está en el catre no es el vejestorio.

–Abuelita, ¡qué antenas grandes que tenés!

–Para oírte mejor.

–¡Qué napia grande que tenés!

–Para olerte mejor –la parla el ojerudo.

–¡Qué embrocantes grandes que tenés!

–Para verte mejor.

–¡Que bocanelli grande que tenés!

–¡Para manducarte mejor!

Aquí termina la contamusa, pero se puede dar una vuelta de tuerca. Se puede batir que un punto andaba por la zona, escucha un poco de batifondo, sospecha que pasa algo raro y sin el menor canguelo se mete en el derpa. Lo ve al loco con la buseca agrandada, tremenda busarda, como si tuviera el bombo y se avispa de todo. Cacha una añetirupa que lleva en el grilo de los leones y lo achura. La jovata y la purreta salen de adentro y sin que se derrame una gota de lacre, colorín colorete.