Especialmente invitado por los organizadores del festival, Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación, accedió a darse una ducha de folklore real y, claro, dejó testimonio de ello. “Yo creo que Cosquín es un espacio de resistencia cultural”, dijo ante Página/12, mientras Franco Luciani brillaba por su armónica en el escenario principal. Luego de una cena informal, de la que también formaron parte Marcelo Villanueva, el intendente de la ciudad (un bastión K en una provincia esencialmente opositora) y gente de la comisión municipal organizadora del festival, el funcionario dijo que “si bien vivimos un momento excepcional en todos los aspectos, me parece que Cosquín sigue siendo una resistencia cultural, porque el poder hegemónico es tan poderoso que necesita de la resistencia, ¿no?”. Y continuó: “Lo digo con celebración, porque este festival, durante sus 53 años, ha pasado por todo. Ha tenido sus censuras, sus presos, sus intervenciones, sus visiones conservadores respecto del folklore, cuando el género, en realidad, es recreación permanente; porque cuando uno ve la chacarera, está viendo el mestizaje de tres culturas, la negra, la originaria y la española; cuando ve el pericón, ve una polka recreada en el ámbito pampeano...”, dijo, con conocimiento de causa. “El folklore no puede ser congelado, y hoy vivimos un momento luminoso en ese sentido, donde nacen expresiones como Los Tekis, Tonolec... En fin, como decía Jauretche, uno es hijo de su tiempo y en mi caso disfruto tanto de Atahualpa Yupanqui como de Los Chalchaleros y de ese dúo que, con una cantante y un músico, llenan un escenario con canciones que te vuelan la cabeza”, expresó el funcionario, que también participó de la presentación de un programa de TV sobre nuevas expresiones del folklore nacional, producido por el área que le compete. “Hoy, como Estado, también somos productores de contenidos audiovisuales genuinos. Somos un polo en este sentido”, sostuvo.