Felipe Pigna se encuentra en pleno proceso de escritura de Mitos argentinos 5, la saga en la que repasa la historia argentina. Este libro comprende el período que va de 1955 a 1966. “Es –señala– un período muy intenso, clave para entender lo que vino después, particularmente la dictadura. Comprende la llamada Revolución Libertadora, los fusilamientos, la resistencia peronista, la aparición del frondizismo y desarrollismo, los conflictos internos en el ejército. También abordo la influencia francesa en la represión, los primeros consejeros y formadores de la antiguerrilla en la Argentina fueron los franceses que vinieron de Argelia. Ellos plantean usar acá los mismos métodos que se habían usado en Argelia. También está la presidencia de Guido, que es corta pero interesante, porque fue muy manipulada por el poder económico y los militares. Hay figuras interesantísimas para analizar, como Martínez de Hoz, Vasenna, Pinedo. Es un período en el que se conforma una matriz muy fuerte entre poder económico y poder militar.”

–¿Un vínculo que hasta ese momento no existía en el país?

–No existía porque el peronismo no permitió que existiera durante los años en los que gobernó el país. Hay una revancha muy fuerte de los poderes económicos a partir del ’55, que vienen a deshacer el Estado peronista, a cortar esa alianza de clases no del todo concretadas pero que de alguna manera funcionaba con cierta armonía social. Una alianza que permitía que el obrero trabajara y tuviera su casa, que el industrial mediano pudiera crecer, que el campo anduviera medianamente bien, que el país funcionara y tuviera un lugar en el mundo, en definitiva. Eso fue violentamente desarmado. Una de las evidencias fue que una de las primeras medidas de la Libertadora fue el ingreso de Argentina al Fondo Monetario Internacional, con todo lo que eso significa y a lo que Perón se había negado durante una década.