Dom 03.03.2013
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MUSICA › EL ESTADO DEL ROCK ARGENTINO

Grandes valores

En 1981, ya radicado en Los Angeles, Gustavo Santaolalla viajó a Buenos Aires para grabar el disco que lleva por título su apellido. En aquella ocasión, entrevistado por la revista Expreso Imaginario, se mostró muy crítico con la escena local al afirmar: “Me parece que la mayoría de lo que se hace en el país es exclusivamente de consumo interno. Muchos músicos están todavía en la etapa del onanismo, de tocar para ellos. No hay frescura ni mente abierta para pelar algo con polenta”. Más de treinta años después, su visión es un tanto más optimista, pero con algunas reservas: “Me parece que ha mejorado mucho, de la misma manera que me parece que la visión que yo tenía con Arco Iris del tema de la identidad también está presente. A mí me criticaba mucho la intelligentzia del rock por poner un charango o hacer una chacarera con guitarra eléctrica, y eso mejoró mucho hoy en día. Pinta tu aldea y pintarás el mundo, porque eso te hace mucho más internacional que tratar de copiar una música de afuera pero cantando en castellano. No intentes hacer algo como Tame Impala, pero en español... ¿Cómo es la psicodelia nuestra? No sé, andá a la Quebrada de Humahuaca y me contás, porque algo vas a encontrar. Eso ha mejorado mucho, pero creo que todavía el rock de acá adolece de ciertas cosas que a mí me gustaría que cambiaran”.

–¿A qué tipo de cambios se refiere?

–Hay una especie de gerontocracia, que es bastante abominable y que no es de donde veníamos nosotros. Cuando Almendra y Arco Iris éramos famosos, teníamos veinte años promedio. Hoy en día hay una especie de necesidad en que los tipos tienen que comer mierda durante diez años, tener treinta y pico y recién ahí la pegan. Me encantaría ver a un pibe de veinte matando y que pudiera llenar un lugar porque la gente se muriera por la música que él trae. Pero no, tiene que comer mierda unos cuantos años ni siquiera para que lo aceptemos, sino para ver si lo aceptamos. Lo ves en los festivales, que son como Grandes Valores del Tango, pero aplicados al rock. Si querés, poné a los mismos de siempre, pero incluí también una onda de bandas nuevas para que las conozca la gente. Eso es algo que en lo personal me encantaría que cambie. Eso fue lo lindo que viví en México, por eso me metí a producir tantos discos allá. Todo el contexto estaba perfecto, porque alrededor de ese momento histórico, alrededor de los ’80, pasaron varias cosas. Se levantó la prohibición de que se tocara música de rock en el DF, que existía desde la masacre estudiantil del ‘68; se fracturó el PRI y salió el PRD con Cuauhtémoc Cárdenas y Televisa perdió el monopolio cuando apareció TV Azteca como otra opción. Se armó todo un contexto increíble y de ahí salieron Caifanes, Maldita Vecindad, Café Tacvba, y eran todos pibes de veinte años. De hecho, Joselo y Quique (guitarrista y bajista de Café Tacvba) vivían con sus padres, y la preproducción del primer disco la hicimos en su habitación. Lo lindo de esa movida es que eran todos jóvenes que estaban matando, pero eso acá no lo veo. No hay un grupo que proponga una música alternativa, nueva, que saque un disco de platino. Es una lástima, loco, porque talento y grupos hay.

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