La danza de la realidad es el nombre de las memorias de Alejandro Jodorowsky, pero también el de su nueva película, tras veintitrés años lejos de la silla de director cinematográfico. Se trata de una adaptación de los primeros capítulos del libro publicado en 2001, que versan sobre la infancia del psicomago en el norte chileno. Financiada en parte con donaciones realizadas a través de redes sociales y presentada con éxito en el Festival de Cannes, la biopic muestra la relación con su padre, Jaime, interpretado por Brontis. “Es una película hecha con mucho cariño, empeño y pocos medios. Si el público quiere que mi padre concrete alguno de los dos o tres proyectos que tiene para nuestra empresa familiar, que no la piratee, que sea un espectador responsable”, pide.

Destaca, por otra parte, que la experiencia del rodaje mejoró la relación padre e hijo. “Le permitió a él resolver la situación con su padre a través de mí y a mí conectarme con su infancia y comprenderlo mejor. Eso nos creó un lazo muy fuerte... De la manera en la que concibo el arte, si no estoy involucrado de manera profunda, no encuentro un para qué. Para la papa, sí, pero eso no es suficiente”, añade.

–Es como para algunos el sexo sin amor.

–Claro. Amar da miedo porque implica abrirte. El amor te hace vulnerable. A mucha gente le cuesta decir “te amo”, no porque amar sea negativo, sino porque es aceptar la vulnerabilidad. Si la pasas, te das cuenta de que el amor te va llenando y que no depende siquiera de la persona que amas. Es ya una fuerza que te lleva.