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Sábado, 24 de junio de 2006

MUSICA

La ficha

La aparición de David Byrne al frente de Talking Heads marcó un quiebre en el rock de los ’70: la new wave había llegado. El perfil de la banda siempre fue intelectual (sus integrantes eran universitarios), aunque convivía con los Ramones y otros punks en el célebre CBGB’s neoyorquino. El primer disco del cuarteto, 77, traía la famosa “Psycho Killer”, buen ejemplo del sonido austero y limpio del grupo, que contrastaba con la letra arty fragmentos en francés. El encuentro con el productor Brian Eno derivó en trabajos en los que se mezclaba la new wave con el funk y los sonidos africanos: More Songs about Buildings and Food (1978), Fear of Music (1979) y Remain in Light (1980). Después de un parate volvieron con un perfil más pop, aunque sin descuidar la experimentación, con discos como Speaking in Tongues (1983) y True Stories (1985). El final del cuarteto llegó tras Naked (1988), donde se embarcaba en los ritmos latinos. Ya disuelta la banda, Byrne se sumergió en los sonidos centroamericanos con Rei Momo (1989), aunque volvió al rock (a su manera) con Uh-Oh (1992) y David Byrne (1994). Inquieto como siempre, intentó con el trip hop y la electrónica con Feelings (1997), se desmarcó en el cancionero Look into the Eyeball (2001) y hasta se atrevió con las arias en su último trabajo, Grown Backwards (2004). Su discografía se completa con bandas sonoras y trabajos en conjunto, pero su trabajo con la música no culmina allí: al frente del sello Luaka Bop, fue el responsable de que una nueva generación conociera a artistas como los brasileños Os Mutantes o la peruana Susana Baca. Se presentó en la Argentina en cuatro oportunidades.

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