Presencia argentina en San Sebastián. Luego de que Metegol abriera el festival bajo el seudónimo de Futbolín, en la sección Horizontes Latinos se exhibió Wakolda, de Lucía Puenzo (aquí precedida del título El médico alemán, que es como ponerle El chaval del bigotín a una película dominada por la figura de Hitler). Mientras en esa misma sección comenzó ayer su tanda de exhibiciones Pensé que iba a haber fiesta, de Victoria Galardi, en Zabaltegui debutó Mujer conejo, de Verónica Chen, único de los films argentinos que representa un estreno para el espectador porteño. Combinación de cine fantástico con terror y ciencia ficción clase B, el opus 3 de Chen es la primera película “de género” de la realizadora de Vagón fumador y Agua. Las comillas van porque en Mujer conejo el género se enrarece. Tanto por una estética de primeros planos y desenfoques como por el pasaje del realismo cotidiano a los conejos mutados por la mafia chino-porteña y alimentados a base de conejos. Interpretada por Haien Qiu (actriz argentina de origen chino), la heroína trabaja como inspectora de un Centro de Gestión y Participación de la comuna porteña (mencionado así, con nombre y apellido) y termina desentrañando el tema de los conejos a partir de la inspección a un lavadero del Barrio Chino. Mujer conejo incluye en su elenco a Luciano Cáceres y Gloria Carrá, así como fragmentos de animación y unos paisanos vascos que hablan en euskera. Lo cual obviamente generó comentarios aquí. “Habiendo escrito un guión que incluye mafiosos chinos y conejos mutados y carnívoros, es un milagro que la directora haya pasado el control antidoping en la aduana”, reflexionó con lógica indiscutible el coproductor español, Luis Angel Ramírez.