–No suele colaborar en muchos discos ajenos. Recientemente lo hizo en el de Richard Coleman, quien, valga los giros de la vida, siempre estuvo más ligado a Gustavo Cerati y Soda Stereo.

–Con Richard nos conocemos hace muchísimos años, cuando todavía no existían esas divisiones tontas. Compartíamos muchas noches en bares conversando, algunas zapadas, y siempre hubo buena relación. Me llamó y fue un gusto hacerlo, fue un lindo encuentro. Ahora colaboré con Daniel Melingo y también con Edelmiro Molinari. Me pasó con varios músicos que quiero y quise mucho que, por una situación u otra, no pude estar, como el caso de Pappo, Claudio Gabis o Miguel Cantilo. Con Pappo hay una anécdota: él tocaba una noche con el Negro Medina y Black Amaya en Arpegios y en un momento dijo: “Por ahí hay un pibe de los Redonditos. Que venga y suba a tocar”. Me trajeron una viola, nos pusimos a tocar y nos cagamos de risa. Fue una noche mágica, la única vez que tocamos juntos. Imaginate a Pappo, el Negro Medina, Black y yo, fue una cosa gloriosa. Después terminamos a la mañana, luego de beber bastante. Fue un lindo encuentro.