Eduardo Carrasco, Hugo Lagos, Ricardo Venegas y Carlos Quezada, cuatro históricos que se fueron retirando del grupo por distintos motivos, decidieron rearmar una agrupación paralela en 2003, al cumplirse el 30 aniversario del golpe militar. Y acudieron a la Justicia para recuperar “la marca”. Desde entonces, ambos Quilapayunes están en conflicto judicial. “El grupo está partido en dos. Parada armó una agrupación con la que no estamos de acuerdo: son todos músicos nuevos. Estamos en conflicto, hubo una pelea jurídica por el nombre, que ganamos en Chile, pero no en Francia”, decía Carrasco a Página/12 el 18 de agosto de 2004, momentos antes de que el “Quilapayún chileno” se presentara en Buenos Aires junto a uno de los Inti Illimani –grupo afín, que también está dividido–. “Hay grupos como nosotros que responden a un ideal político, social y que, por tanto, nunca se configuraron como empresas ni tomaron resguardos jurídicos. Mucha gente tuvo ideales en el pasado y después, cuando la ilusión se destruyó, en lugar de rescatar ese ideal, entró en esta sociedad de consumo diciendo ‘fuimos unos imbéciles, porque no nos dedicamos a ganar plata’”, sostenía Carrasco en ese momento, apuntando claramente a sus ex compañeros.