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Miércoles, 15 de enero de 2014

CINE

El humor como gimnasio

–Francella, desde Rudo & Cursi le señalan que hace papeles “más serios”, como si los humorísticos no lo fueran, y le reconocen la solidez de esas interpretaciones. Es más fácil hacer un listado de actores surgidos de la comedia que hayan realizado papeles dramáticos que al revés. ¿Cree que hay alguna relación entre su capacidad para realizarlas y el humor como laboratorio y gimnasio actoral?

G. F.: –Lo complejo es hacer reír con austeridad. Si hacés un humor un poco más elaborado, es difícil que genere la carcajada. En general, generar algo en los demás es complejo. La comedia siempre ha sido un género minimizado. Que sea un patrón que cada actor de comedia pueda resolver un papel melodramático, no lo sé. Yo viví varios procesos y el humor me nutrió de risas. Mi profesión siempre recuperó el sentido al escuchar una carcajada. Siempre fui feliz con el género. Pero viví muchos procesos cinematográficos, porque lo televisivo y lo teatral fueron otra cosa. El comienzo de querer subsistir y tener continuidad; las películas para chicos, como Los bañeros más locos del mundo o Los Exterminators; las películas para toda la familia, como Un argentino en Nueva York o Incorregibles, y esta última etapa de seis films, que también son antagónicos a los demás, pero con colores diferentes, intentando encontrar una filmografía heterogénea. Todo fue una búsqueda. No obstante, el humor sigue siendo el género que más me atrae, y hablo de un humor que no esté reñido con la profundidad.

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