Sábado, 15 de febrero de 2014 | Hoy
MUSICA › EL CAMINO HASTA WED 21
Desde el inicio de su carrera musical, Juana Molina sabía que cada disco debía ser distinto al anterior. Preocupada por el “qué dirán” tras la aparición del nuevo material, y buscando su propio sonido, sabía de antemano qué cosas cambiaría. Y siempre con la certeza de que la composición, que en su caso se da al mismo tiempo que la grabación, tenía que producirse en un estado de intimidad absoluta. Molina compara ese momento crucial con el hecho de probarse un vestido: “Vos vas y te lo probás, después ves si te lo ponés o no”. Tal vez por eso considera que en su primer disco, Rara (1996), producido por Gustavo Santaolalla, aun andaba a la deriva, revisando un pasado musical que había abandonado luego del éxito televisivo. “Rara es una introducción, el ensayo de algo que después ya supe cómo hacer, porque tenía las canciones y vino el productor y armó todo de nuevo.”
–¿En qué contexto fueron compuestas las canciones de Wed 21?
–Es muy difícil, para mí al menos, responder con certeza y claridad esa pregunta, porque estoy en ese contexto todo el tiempo y no me estoy observando. Entonces no presto atención. No sé si con lo del contexto te referís al lugar emocional, físico o a qué exactamente...
–A qué le estaba pasando mientras estaba haciendo ese disco. Son doce canciones que encierran un concepto y no por nada son parte de Wed 21 y no de otra cosa.
–Claro, sí, tenés razón, porque todas las situaciones de cada disco fueron distintas. Hice Rara cuando dejé la tele y reconstruí todo mi pasado musical que estaba en casete, y fui armando todo lo que tenía de antes del programa. Después, Segundo (2000) empezó como un demo y después me di cuenta de que no tenía por qué serlo, porque eso ya era un disco. Cuando hice Tres cosas (2004) estaba el éxito, entre comillas, del segundo, al que alababan muchísimo, y me dio un poco de miedo hacer otro disco igual y que dijeran: “Sigue haciendo lo mismo”. O cambiar y que me dijeran: “Uh, cambió, hizo otra cosa”. Entonces intenté hacer un disco más despojado. Son (2006) me hizo descubrir una nueva manera de armar canciones. Ya estaba poniendo de esa nueva manera, entonces dije: “Antes de que se me termine ese envión voy a poner canciones nuevas en esta manera”. Y así salió Son. Un día (2008) salió desde esa cosa que me decían todos: “Vos lo que necesitás es un baterista”. Y yo respondía: “Pero si están todos los ritmos”. Necesitaba hacer explícito algo que estaba tácito pero no inexistente, entonces hice más hincapié en los ritmos, y al mismo tiempo me copé haciendo eso. Y ya ahí supe que había terminado un ciclo. Sentí que Un día pertenecía al mismo ciclo de discos y que ya había descubierto una fórmula, no lo digo en el mal sentido.
–Fue haber encontrado su estilo.
–Claro, mi estilo ya lo había descubierto, entonces no quería moverme en un lugar en el que ya sé cómo se maneja todo. Quería tener cosas que no supiera qué iban a ser. Entonces dije: “Bueno, voy a cambiar de guitarra, a ver qué onda”.
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