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Miércoles, 12 de marzo de 2014

MUSICA › UN MANUAL DE IMPROVISACIóN

Enseñar señas

Contrariamente a lo que cualquier lego pudiera presuponer, el Lenguaje de Ritmo y Percusión con Señas creado por Santiago Vázquez (Atlántida, versión castellano-inglés) no es para aquellos que no puedan escuchar y/o hablar. Ayuda, por el contrario, a que quienes dirigen improvisaciones grupales se hagan entender sin gritar. El Centro de Estudios de Ritmo y Percusión con Señas (Cerps) investiga y desarrolla, mediante clases y ensambles, el lenguaje de señas que dio origen a La Bomba de Tiempo. Vázquez ya no da clases particulares ni grupales, pero sí admite alumnos en el Cerps en la Ciudad Konex ([email protected]).

Quienes improvisan ¿están dirigidos por otro que les hace señas? Casi parece una contradicción. Vázquez se ríe: “Es así. La diferencia con un director de orquesta es que está unificando la interpretación de una partitura, de una música ya escrita. En este caso, lo que hace el director es darle un marco a la composición en tiempo real. No hay partitura. Según las reglas de cada estilo, hay una cantidad de modos y cosas aceptadas para improvisar. Es un lenguaje. Antes, improvisando, no había modo de decir que vamos a hacer un compás de 3 y después un compás de 5, sin hablarlo o sin escribirlo. Ahora se puede. Pero la improvisación como libertad total es un mito; sería sano desterrar esa idea. No creo en la libertad como valor supremo: la libertad no significa no tener limitaciones, sino qué hacés vos con tus limitaciones. Es cierto que no todos tenemos acceso a lo que deseamos: en la sociedad hay desigualdades en cuanto a herramientas para realizarse como ser humano, pero sí estamos iguales en cuanto a que todos disponemos de una conciencia, de una voluntad y de cierta capacidad de ir en pos de realizar esa voluntad, y tomar una dirección propia. En esa dirección algunos pueden enfrentarse contra una pared, y otros no”.

“Creo que este libro es una buena herramienta pedagógica musical. El ritmo, para mí, tiene posibilidades que en Occidente están subvaloradas. Igual que el deporte, no sólo sirve para uno mismo: genera vínculos sociales y culturales, además del bienestar físico y de la libertad del juego. Conozco otros lenguajes de señas; algunos son poderosos y se centran en lo que tiene que ver con la avant garde: la textura, lo tímbrico, la instrumentación. Pero ninguno dirigía el ritmo. Y si no se puede abordar lo rítmico, no tanto en cuanto a duración de las cosas sino en cuanto a lo ‘cíclico’ –la sensación de ritmo–, te quedás afuera de la música popular y dentro de lo erudito, con suerte. El ritmo hace bien a la cabeza, al sentirse parte de algo más grande. Es el ritmo de las cosas, de la vida, del cosmos, de todo.”

Santiago Vázquez y su grupo (Nicolás Sorín en teclados; Juanfa Fernández en trompeta y guitarra eléctrica; Matías Méndez en bajo y Tomás Sainz en batería) están girando por el país. El 21 a las 21 tocan gratis en el C. C. de la Memoria Haroldo Conti (Av. del Libertador 8151; entrada sujeta a disponibilidad, 4702-7777 y [email protected]). “No es la presentación del disco: mostramos cosas nuevas. Los que me conocen de Puente Celeste o La Bomba van a ver que estoy por otro camino y también el denominador común. El lugar donde vivo está en el medio, en los puntos de interconexión. Es como cambiar de golpe, sin dejar de ser uno mismo.”

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