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Miércoles, 26 de julio de 2006

CINE

La ficha

Con experiencias memorables en teatro como El cartero, y en televisión (en ciclos que abarcan desde el “Atreverse” de Doria a “El oro y el barro” pero también al hipermasivo “Chiquititas” de la usina Cris Morena), Darío Grandinetti consolidó una carrera cinematográfica que acredita grandes éxitos de los ‘80, como Las puertitas del Señor López, Esperando la carroza y Darse cuenta. El salto a la popularidad de masas se dio con El lado oscuro del corazón, de Subiela –personificando a Oliverio, lector compulsivo de poemas de Girondo–, que llevó al cine a un millón de personas. Con Subiela lo une una fecunda relación que lo llevó a protagonizar también No te mueras sin decirme a dónde vas, Despabílate amor y El lado oscuro del corazón II. Es un defensor rotundo de una obra que, en los últimos años, fue recibida sin entusiasmo por la crítica. En el último tiempo Grandinetti se convirtió en un actor convocado por importantes directores españoles como Pedro Almodóvar, Imanol Uribe y Jaime Chavarri, entre otros.

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