¿Cómo surge el personaje de Biondi?

V. M.: –Va cumpliendo distintos lugares alrededor del personaje de Vidé, es tanto el que le presta discursos como el que lo va conformando familiarmente. Yo había hecho una especie de corito, de pelotón; pero Norman dijo: “El juego es con un solo personaje”. Fue un consejo fantástico. Reescribí el texto con esa clave y se abrió totalmente. Biondi nace como Biondi, pero los actores le han dado una vuelta de tuerca: es varios cómicos. Pepe Biondi, Arias, Marrone. Hay más... De repente hay una referencia a Olmedo. Ese mundo interactuó de distintas maneras con el poder y estuvo muy cerca del imaginario popular. Representa ciertos espíritus de las clases medias y de las clases medias bajas.

N. B.: –Habla de la propia profesión del actor, de cuánto colabora con lo que significó la dictadura, callándose. Algunos, por supuesto, protestan. Hoy el entretenimiento está en manos de los medios, y los medios están en manos de corporaciones. Siempre hubo colaboradores en las artes. Hay que tener cuidado con la buena opinión que hay sobre la cultura. No sé por qué se salva tanto, cuando la historia de la cultura relacionada con el poder es mucho más fuerte que la de la ligada a las mayorías y a las alternativas emancipatorias. Nos quedamos con las excepciones. Las mayorías han sido soldaditos de Sófocles. Sófocles era un agente de gobierno. Y no hablemos de Shakespeare... Esta obra me ayudó a observar a otros creadores prestigiosos, como Da Vinci o Miguel Angel. El Vaticano no se hizo solo, necesitó de los mejores artistas del mundo. Está respaldado por la capacidad de aliarse con la cultura.