Cuando concluye “Macadam 3, 2, 1, 0” le dicen a Luciano, hijo de Pappo, que la guitarra está desafinada. La respuesta es contundente: “Dejalo así, ésta es una banda de rock and roll”. Lovorne, su grupo, es uno de los 15 que –con la misma postura– se aglutinaron para rendir culto a la banda que “inventó” el metal en Argentina. Se llama Que sea rocka y viene con un talismán del Carpo hecho de yeso, una portada como la de In Rock de Purple –pero con las caras de los cuatro Riff– y covers de alta dureza. Acá nadie juega a “versionar”: los temas suceden veloces, potentes, rústicos y acerosos. Todos quieren ser como Riff. Por “Ojo animal”, Kefren –hoy Mafia– ligaría una noche de cervezas pagas por el Carpo; Tren Loco sostiene la esencia intacta de “Días buenos y malos”; la versión místico-trashera de “Dios devorador” que hace Atenas es más que convincente; la voz de Walter Meza es una de las pocas diferencias entre “Ruedas de metal” y su cover en manos de Horcas. Y La Naranja recupera de Ruedas de metal el emblemático “Necesitamos más acción”, el mismo que detonó los cadenazos en el Ferro del ’83. Boff, además de producir a La Naranja, aporta al tributo una versión de “Debo seguir buscando”. Es la única estatua que revive y se homenajea a sí misma.