Domingo, 7 de diciembre de 2014 | Hoy
CULTURA › SE PRESENTO “AMARAMARA”
Por Silvina Friera
Desde Guadalajara
Los tonos transparentes del amor musicalizados por el pensamiento. De eso se trata, si fuera posible resumir en una apretadísima línea, Amaramara, libro póstumo de Juan Gelman dedicado a Mara La Madrid que fue presentado en la 28ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) por el poeta argentino Jorge Boccanera, los poetas mexicanos José Angel Leyva y Evodio Escalante, y el pintor Arturo Rivera. “Gelman fue un hombre sin alharaca que cruzó la enciclopedia con las astucias del barrio, un intelectual de convicciones firmes que nunca bajó los brazos”, subrayó Boccanera. El último libro que escribió el poeta “carga con todas las marcas del autor, sobre todo el amor”, pero también “la lucha de contrarios, el tono coloquial que predominó en sus textos iniciales, las riendas del poema en manos del misterio, el ojo crítico sobre los cómplices del horror, las injusticias que ‘convierten al mundo en hospital’ y el vacío que se abre bajo los pies de aquellos que aguardan algún dato fehaciente de sus seres queridos desaparecidos”, enumeró el poeta argentino.
Boccanera aseguró que fue un poeta muy leído y frecuentado por jóvenes que le mostraban sus trabajos y a los que les inyectó influencias liberadoras para encontrar su propia voz sin recurrir a fórmulas o a dogmas. Amaramara es “una muestra acabada, en pulidas joyas diminutas, de sus viajes posibles hacia el ‘uno’ y los otros, en esa calle donde la poesía canta con la música de las preguntas”, añadió el poeta argentino que reconoció que no es fácil “hablar hoy de Juan sin Juan”, después de haber presentado varios libros del Premio Cervantes y de haber compartido una amistad que empezó en 1975. En las páginas de esta obra póstuma que se publica primero en México, donde el poeta murió el pasado 14 de enero, “se constata la fuerza de una inventiva que se mueve a sus anchas en un espacio de transfiguraciones, donde cada palabra se debate en un torbellino de fuerzas contrarias: la unidad y el desmembramiento, lo que arde y lo oprimido, la inocencia y lo degradado, la belleza y el espanto”. Escalante dijo que el amor y el dolor se entrecruzan en la poesía de Gelman y encuentran la manera de alimentarse. “En la poesía como en la música, la nota nunca viene sola, sino que existe una serie de armónicos o de resonancias que se asocian a esa nota principal, pero sólo esos extras son los que le dan la característica más seductora a ese sonido. Y muchas de las resonancias que están en la poesía de Gelman son inaudibles, nos hablan de algo portentoso, difícil de captar; son resonancias invisibles y que contribuyen al efecto de sentido que tienen sus poemas”, explicó. Leyva aseguró que la mayoría de los poemas responden a la poética gelmaniana, a la sintaxis abrupta y a la vez armoniosa que el escritor lograba acomodar a su respiración y a su lectura en voz alta. “Amaramara es una selección de poemas destinados a mostrarnos que el amor no es un camino de santidad, sino de rebelión, de entrega total a las causas que parecen derrota”, planteó Leyva sobre este poemario que es también un diálogo de Juan con México y Argentina, con su pasado y con su vida madura. “La poesía de Gelman es en esencia una poesía amorosa, no en el sentido convencional, edulcorado del término, sino en el sentido de la pasión, de la piedad, de la capacidad de conmoverse los otros. En Juan no hay un yo sin el nosotros.”
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