Muchas bandas los han nombrado como influencia. ¿Ustedes pueden notarla?

–Sí, muchas veces. La mayor parte de los shows que hacemos los abren bandas que nos dicen que tocan canciones nuestras, pero que esa noche no se les ocurriría hacerlas. Y nosotros les contestamos que las hagan, que se diviertan con las canciones. Pero sí, la influencia puede verse. Los Fuzztones, por ejemplo, copian cada cosa que hicimos. De hecho, titularon a un álbum The Fuzztones Boom. ¡Eso es bastante directo! Pero bandas como The Strokes o antes las del punk tienen cosas de The Sonics. Nosotros nos hicimos muy buenos amigos de los Hives, los muchachos suecos. Nick, el guitarrista, es un gran amigo mío. Y su hermano Pelle, el cantante, me contó que cuando estaba en la secundaria entró a la cafetería de la escuela con discos de los Sonics en la mano, miró a sus compañeros de banda y les dijo: “Muchachos, esto es lo que vamos a hacer”. No es que nos roban: son grandes músicos y componen grandes canciones, pero sí se puede escuchar alguna cosa de los Sonics en lo que hacen, y ellos lo reconocen plenamente.

–¿Y las bandas del grunge? Eran de su misma zona...

–¡Gracias a dios por esos tipos! Ellos pudieron salir de Seattle, esa generación logró lo que nosotros no pudimos. Rockeaban duro, tenían inventiva: estoy muy orgulloso de todo eso.