Termina el ensayo de ¿Quién es quién? y los bailarines se abrazan, ríen, conversan sobre lo que acaba de pasar. El clima es de alegría y camaradería. Muchos objetivos se han cumplido. “A los que estamos en silla de ruedas la danza integradora nos abre las alas. Es como volar. Muchas veces la sociedad nos permite hacer movimientos muy limitados. Siempre están tratando de ayudarnos, y aunque no sea de mala manera, eso nos va limitando. Poder desplegar lo que tenemos y lo que incluso no sabemos que tenemos nos da una posibilidad enorme de expresión”, define Luciana Galván. Aixa di Salvo, una de sus compañeras, sintetiza lo que esperan del espectáculo: “Que el público se divierta como nosotros. Y que cambie la mirada de la sociedad respecto de la discapacidad. Queda súper claro que cualquier persona puede bailar o hacer arte”. Majo Benítez Coll agrega: “Es muy fuerte lo que sentimos cuando bailamos”. El pensamiento del equipo queda resumido en las palabras de Matías Ramírez: “La cooperación es mutua. Los que no estamos en sillas de ruedas crecemos mucho también”.