Vie 10.07.2015
espectaculos

LITERATURA

Textual

¿Cuál es el momento que determina lo inevitable? Si la vida es una sucesión de hechos que se van dando uno a continuación de otro, ¿cuál de ellos, de no haber sucedido, podría haber impedido aquel horror? No me refiero al hecho concreto e indiscutible de no haber cruzado con la barrera baja. Me refiero a circunstancias más sutiles relacionadas con el destino, no con la responsabilidad. Del hecho concreto la responsable soy yo. Siempre lo supe, nunca lo negué. Pero esa irresponsabilidad tuvo una consecuencia dramática; en cambio, para otros que también la cometieron no la tuvo. Entonces, ¿por qué sucedió lo que sucedió’ ¿Por qué sucedió ese día que venía con nosotros Juan y no otro día? ¿Por qué a mí y no a otro conductor de los tantos que pasaban la barrera baja? ¿Incluso por qué se detuvo mi auto y no el de alguno de los que pasaron primero que nosotros esa misma tarde, unos segundos antes? ¿Por qué murió Juan y no yo? ¿Por qué no Federico? Y cuando pienso, me digo o escribo: “¿Por qué no Federico?”, el estómago se me desgarra. Como se debe haber desgarrado el estómago de la madre de Juan cuando supo que su hijo había muerto. Ella también, además de odiarme, se debe haber maldecido una mil y veces por haber insistido para que su hijo viniera con nosotros al cine. Pequeños actos en los que uno nunca repararía si no fuera porque se encadenan hasta provocar una desgracia.

* Una suerte pequeña (Alfaguara), Página/127.

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