La disputa por la pantalla entre Marvel/Disney y DC/Warner no es la única que se lleva adelante en la industria cinematográfica para adaptar superhéroes. Antes de que Disney Company comprara por “apenas” 4000 millones de dólares la editorial, sus miles de personajes y su productora cinematográfica, la Casa de las Ideas ya había cedido a varios de sus pesos pesado a otras productoras. Sony Pictures tenía al Hombre Araña, 20th Century Fox el universo mutante (los X-Men, con su trilogía, precuela y sus Wolverine) y los 4 Fantásticos. Desde la adquisición de Marvel, los agentes de Disney mueven cielo y tierra para recuperar esos derechos. Con Sony Pictures, finalmente, arreglaron: en febrero de este año ambos grupos anunciaron que el nuevo ciclo de films del héroe arácnido estará incorporado al universo cinemático de Marvel. Para los fans del papel es un detalle importante, porque el personaje jugaba un rol central en la saga Guerra civil (probablemente una de las mejores que se publicaron en los últimos años en Estados Unidos), en la que se basa la próxima película del Capitán América.

Pero Fox resiste. El universo mutante le funciona razonablemente bien –al menos en los números– e históricamente en los comics funcionó con una módica independencia que le permite estar al margen de los planes de Marvel Studios. Que la palabra “mutante” esté prohibida en los guiones de Marvel no es tan terrible, para estos últimos, como no poder contar con los 4 Fantásticos. Aquí hay una lucha feroz que llevó a la producción de la película que se estrenará este mismo año al único efecto de que Fox conserve legalmente los derechos sobre los personajes, que de otro modo hubieran vuelto a su compañía original. El problema es que Fox no parece tener planes (o al menos, un buen plan) para aprovechar esta franquicia, ni para seducir a los incondicionales. De hecho, de todos los anuncios de estos años, es el que menos revuelo (positivo) armó y el más denostado por los fanáticos.