Ni Sergio Langer ni Julián Gorodischer están aislados en este camino de llevar temáticas judías al universo de las viñetas. De algún modo, otros –de sus generaciones e incluso más jóvenes– también abordan la cuestión. Un caso notable en este sentido es la producción de Brian Jánchez, autor de Shloishim, McKosher y El sabio de Sion, entre otros títulos. Esos tres, puntualmente, son relatos de corte autobiográfico que abordan distintas instancias de su vida íntimamente vinculadas con su ser judío. Shloishim es un profundo recorrido por la relación con su padre y su temprano fallecimiento. McKosher, serializado originalmente en la revista La Mano, cuenta su (horrorosa) experiencia en el local de comidas rápidas kosher de un popular shopping porteño. El último narra su viaje a Israel y se complemente con un puñadito de otras historietas cortas. Sin embargo, la producción de Jánchez no se limite a la temática judía y se desmarca de ese rótulo, cuando se le pregunta: lo judío es parte de su identidad, señala, pero no lo único. También tiene publicados libros de historieta humorística para niños (Hormigas en el culo, aunque los padres con demasiados pruritos quizás prefieran evitárselos a sus hijos), humor gráfico a página entera (Un globo que no se desinfla) y relatos que oscilan entre el costumbrismo y el humorismo sin filtro (como Marisa quiere pija).

Jánchez es también un activo laburante del sector de la historieta autogestiva local. El joven historietista (tiene menos de 30 años) codirige su propia editorial, Ediciones Noviembre (http://edicionesnoviembre. blogspot.com.ar/), un infaltable en las citas del sector comiquero con más de una veintena de publicaciones a cuestas, que pronto salió de la producción de fanzines para dedicarse a los libros. Entre estos se destacan Arroba Numberal (de Juampa Camarda), Algo imposible (Ernán Cirianni) y Bienvenidos a República Gada (Fernando Biz). Además, Ediciones Noviembre publicó una revista digital homónima y la RevistaNik, de humor gráfico paródico.