Predispuesta al diálogo, Roth apenas se incomoda cuando se le pregunta por la polémica alrededor del compromiso político que públicamente expresaron varios de sus colegas en los últimos años. “Los actores siempre asumimos nuestro compromiso social, y político en algunos casos –dice–; el problema es que en los últimos años los medios insisten mucho en que nos definamos. Y creo que, en algún sentido, es contraproducente. No que, como cualquier ciudadano, nos expresemos por propia voluntad. Me parece contraproducente el pedido de opinión a una persona sobre temas que no tiene por qué conocer. Es un poco hincha”.

–¿Siente que algunos medios “utilizan” políticamente a los actores?

–No sé si nos están utilizando. No sé si esa es la palabra. Esto de “divide y reinarás” es jodido. Los actores en general y la gente de la cultura siempre toma actitudes maravillosas y valientes, pero también muy expuestas. Es una decisión personal. Cuando se usa de más ese pensamiento, cuando preguntarle sobre política a alguien de la cultura es una de las cosas fundamentales, cuando se lo utiliza para titular políticamente, se está forzando una situación. Una cosa es hacer una entrevista en la que uno habla de un montón de cosas, entre ellas la política, y otra es cuando se hace una promoción puntual y se le pregunta sobre política. Veo una necesidad de los medios de tener un amigo o un enemigo. Hay una parte de nosotros que no quiere hacerse mayor. Cuando se hace mayor, uno pierde esa parte pasional medio ridícula. Tanta pasión va a hacer que nos quememos vivos.

–Pero esa misma pasión es la que hace que la Argentina se recupere de sus cíclicas crisis.

–Pero no basta la pasión para recuperarse. Hay que tener reflexión también para pensar y mejorar las cosas. La pasión es importantísima, pero no basta por sí sola. Es muy difícil hablar y pensar cuando uno está apasionado. La pasión pude mover la montaña por un rato, pero si no se le agrega reflexión, las montañas vuelven al mismo lugar.