El tren llega por fin a su destino.
Hace una noche oscura y gélida.
Como al inicio del viaje, no abren los vagones.
¿Por qué siguen cerrados?
¿Por qué no les dejan respirar?
Hay que esperar a que amanezca.
Así pasan más de dos horas.

Por fin, todos los deportados bajan del tren.
Desencajados, rendidos, hambrientos.
La bruma matutina les impide ver el campo.
Ni siquiera divisan a los perros que ladran.
Sólo se intuye un letrero encima de la verja de entrada.
Arbeit macht frei.
El trabajo libera.

(...) La fila avanza despacio.
¿Qué hay que decir?
¿Cuáles son las respuestas adecuadas?
Charlotte quiere explicar que es un error.
Que ella no es judía.
Salta a la vista que ella no es judía.
Y además, está embarazada de cinco meses.
Lo que necesita es hacer reposo en una clínica.
No pueden dejarla en esas condiciones.

* Fragmento de Charlotte (páginas 197 y 198).